10. At the Cello (Ana Blandiana, trad. Viorica Patea)
He ido a comer a un restaurante peruano con Dr. I.—mi directora de tesis—para celebrar su cumpleaños. Hemos hablado de Platón y la tesis, de los planes próximos, de qué significa escuchar activamente y tener una buena conversación. Me he acordado de un texto que leí recientemente y que me resultó muy iluminador: “Las buenas conversaciones tienen muchos pomos” (o lo que James Gibson llama “affordances”).
Dr. I es de Timișoara, Rumania, como la poeta Ana Blandiana, a la que le concedieron el Premio Princesa de Asturias de las Letras el año pasado. En su discurso comienza citando a Platón, y más adelante se pregunta:
El enorme honor recibido de la Fundación Princesa de Asturias al concederme un premio de poesía, ¿puede considerarse una prueba de la importancia del capital de esperanza que la poesía sigue representando en este mundo? Más aún, ¿puede «ese algo liviano, alado y sagrado», como definió Platón a la poesía, detener nuestra caída hacia la nada?
Podría sonar ingenuo, así en abstracto, pero las historias que se cuentan de los prisioneros en las cárceles comunistas dan testimonio de que la poesía, en muchos casos, fue una auténtica salvación. Lo cuenta Blandiana:
El primer Memorial a las Víctimas del Comunismo del mundo incluye una sala con las paredes y el techo enteramente cubiertos de poemas nacidos durante las detenciones. A falta de lápiz y papel, que estaban prohibidos, todo poema necesitaba para su existencia de tres personas: la que lo componía, la que lo memorizaba y la que lo transmitía a través del alfabeto morse, y a pesar de estas precarias circunstancias se compusieron miles de poemas que consiguieron pasar de celda en celda y de prisión en prisión. En sus libros de memorias o recuerdos los presos políticos describen, como un ritual sagrado, el momento de la transmisión de los nuevos poemas, cuando un preso era trasladado de una cárcel a otra.
En condiciones durísimas para el alma y el cuerpo, el hombre busca afirmar ese reducto de libertad que nadie puede quitarle, ese manantial del que fluye la oración, la poesía, la bondad.
El poema de hoy es casi una fotografía, con movimientos sutiles, de alma y cuerpos movidos por la música.
AT THE CELLO
Ana Blandiana
Like a curtain Swollen by a breeze born From the nervous Wrinkles on that brow, With no intention or purpose, Simply there. Locks of hair conceal and reveal, Her eyes hidden carefully behind the lids. Locks of white Hair, not grey, That move like smoke or a mist To cover her age — Only the agitation Of her cheek, submerged in mystery, As though it were a pond That her forehead churns with its rhythm Into ripples and waves — While the locks of hair, like smoke, Sink, And are still.