126. As my Three Children Tidy Up their Rooms [y otros poemas, también en español] (Pedro Poitevin)
Magia
Comparto cumpleaños con un poeta que me ha traído grandes alegrías, Pedro Poitevin, el mago de las palabras. Aprovecho que no tengo mucho que contar en el diario sobre el día de ayer —la celebración fue el día 4, y ayer estuve trabajando en la biblioteca— para romper la buena costumbre de un poema diario y colar varios poemas de Pedro y así os invito, queridos lectores, a todo un festín bilingüe de cumpleaños. (Aquí uno más, de la otra antología).
Pedro Poitevin (guatemalteco, creo, pero vive en Massachusetts) es un genio matemático y un gran poeta que no sólo logra hacer piruetas lingüistico-matemáticas con las palabras (sonetos y haikus palindrómicos, poemas anagramáticos, y otros inventos suyos imposibles) sino que logra que esas contorsiones extraordinarias levanten vuelo como poemas magistrales y, además, verdaderos. Esto es, Poitevin podría centrarse sólo en la forma y dejar que el contenido caiga donde caiga. ¿Qué más da decir que en su casa hay 20 zorros de juguete si en realidad hay 19? A Poitevin, sin embargo, le importa la verdad. Es un límite más entre las muchas otras restricciones que se impone. Hay un fascinante poema en dos partes que expresa bastante bien la magia de su poesía: “As my Three Children Tidy Up their Rooms”. (Hay que verlo en vídeo, más abajo).
La primera parte es un poema en prosa que describe la escena. La segunda parte es un soneto rectangular, esto es, un soneto en el que cada verso tiene exactamente el mismo número de caracteres (no sílabas o palabras, caracteres). El soneto es auto-descriptivo (como este otro, en español) y todo lo que dice es verdadero. Pedro cuenta que lo escribió mientras sus hijos ordenaban su habitación. Un time constraint añadido a los muchas otras restricciones a las que ya estaba obligado. Después de escribir el soneto, compuso el poema en prosa que describe, honrando la verdad (sí, 19 zorros), lo que sucedía mientras él escribía el soneto… pero —¡y aquí está la magia!— la parte en prosa es un anagrama (!!) del soneto. Es decir, usa exactamente las mismas letras que usó en el soneto pero con un orden distinto.
¿Lo véis? ¡Sus hijos están ordenando la habitación y él introduciendo orden en el caos! De ahí también que el soneto sea cuadrado: un orden perfecto. Voilà:
El siguiente poema es un soneto de rima palindrómica: una palabra que “rima” (palindrómicamente) con la palabra que se forma cuando se lee esa palabra al revés: keep - peek, emit - time, wolf - flow. No es una simple ejercicio técnico, sino una manera de sembrar en la forma del poema lo que hacemos cuando miramos el cielo estrellado, “leyéndolo” de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, tal como lo sugiere el primer verso. Incluso aunque no supiéramos lo que está haciendo a ese nivel formal, es un poema precioso:
UNDER THE BEDROOM SKYLIGHT
Scanning the sky this way and that to keep
the light those distant galaxies emit,
we sense our insignificance—how time
dissolves like snow on seawater. We peek
beyond Andromeda and dream a wolf
gazes at us with quasar-eyes and loops
around while night unwinds the cosmic spool.
We lie intent on stillness but still flow.
We seem to stay together but we part.
And as we spiral into mindless doom,
our fingers meet and weave a mellow mood
that thaws the rim of Morpheus’s trap.
Your index leads the way through clouds and peels
away the layers of darkness till we sleep.
Ahora, un soneto en español, que forma parte de una suite de cuatro sonetos compuestos a la orilla de un pueblo en Massachusetts.
SONETO DESDE EL AGUA EN EL OCASO
Noto que la bahía en el ocaso
es un Monet opacado en cuyas manchas
oscilan las siluetas de las lanchas,
los barcos y los yates que rebaso.
Puede que desde cierta perspectiva
mi mente sea un Picasso vacilante,
cada trazo sutil significante
de una idea imprecisa a la deriva.
Si dirijo la vista hacia lo lejos,
la luz oblicua ofrece un espejismo
de absurdos y chispeantes azulejos.
Quizá el arte sea el ojo del abismo,
un tejido nervioso de perplejos
que se ofusca estudiándose a sí mismo.
Y, por último, escondidos en los links (¡pero son tesoros, no los dejéis enterrados!) varios sonetos:
El soneto más largo del mundo: de más de dos millones de kilómetros. Un soneto compuesto a partir de los códigos de aeropuertos de IATA (como MAD para el de Madrid o BCN para el de Barcelona). Difícil de explicar, pero fácil de entender si lo leéis en su web: “A Doomsday Prayer for the Polluting Ape”. The Paris Review se lo rechazó y Pedro hizo de las suyas. (Para quien prefiera un poema en español que parte de una premisa similar, pero usando el código ISO 639 para los idiomas, helo aquí: “Soneto castellano de las lenguas”)
Una corona de sonetos en español sobre la vida misma. ¿Una corona de sonetos? Así es. Esta maravilla: 15 sonetos. El último verso del primer soneto se convierte en el primero del segundo, el último del segundo en el primero del tercero y así sucesivamente. Como es un corona, hay que cerrar el círculo: el último verso del decimocuarto soneto es también el primer verso del primer soneto. El decimoquinto soneto, el soneto madre, es el que luce la corona completa: se compone del primer verso de cada uno de los 14 sonetos. En esta corona el soneto madre aparece de primero. Vuelvo a poner el link: no os lo perdáis.
¡Salud!