El anuncio de la fumata blanca nos llegó justo cuando comenzaba el almuerzo de la conferencia que ha organizado el Cluny Institute, “Metanoia: The Foundations of Change”. Sonaban como locas las campanas de la basílica. Me encontré con S., a la que no veía hacía años, así que fue un alivio tener con quién sentarme a conversar. Se nos fueron uniendo otras personas en una conversación que resultó bastante animada. En un momento puse disimuladamente el móvil sobre la mesa, con el livestream de EWTN, a la espera del habemus papam! Pero ya se iba acercando la hora de la siguiente sesión, que en el horario estaba anunciada con el críptico “special event”. El aula empezó a silenciarse justo cuando el Cardenal Mamberti comenzaba a anunciar el gaudium magnum y yo, casi con atrevimiento, subí el volumen del móvil para que al menos los que estábamos en mi mesa pudiéramos escuchar la noticia. Nos dio tiempo a escuchar el nombre del cardenal, el León XIV y el comentario “An American Pope!” y justo en ese instante salió Luke al estrado (¿sabría ya la noticia? ¿Va a decir algo?) a introducir la siguiente sesión, que resultó siendo bastante apropiada: 30 minutos de silencio. No tenía nada que ver con la elección del Papa. Es una de los temas del Cluny Institute: la necesidad del silencio en nuestra época. Así que decidieron sorprendernos con este “special event”. L. nos pidió que no usáramos nuestras pantallas y todos nos quedamos un poco desconcertados, mientras bajaban las cortinas para oscurecer el aula en un mayor recogimiento. (Aquí Luke lo cuenta desde su perspectiva como organizador). Me dio la impresión de que todos recibimos ese tiempo con curiosidad, aunque tuviera un cierto elemento teatral. Era una oportunidad… difícil saber exactamente de qué, pero digna de ser acogida. Dudé si salir corriendo para escuchar las primeras palabras del Papa —ya me buscaría yo mi rato de silencio— pero pensé que probablemente esa media hora de silencio —fácil de transformarla en oración— era lo que mejor le podría ofrecer al nuevo Romano Pontífice. Fue la decisión correcta. Con el paso de los minutos se iba creando algo especial en medio del forzoso silencio, como una destilación del tiempo en el aula. “León XIV” era lo que tenía en la mente. En el próximo descanso sí que me escapé a escuchar sus palabras y leer un poco de su vida. Todo me gustó: que fuera anglo-hispano, agustino y agustiniano, que hubiera adoptado el nombre de León XIV, sus palabras justas, las lágrimas apenas contenidas. ¡Qué viva el Papa!
KNEELING
R. S. Thomas
Moments of great calm,
Kneeling before an altar
Of wood in a stone church
In summer, waiting for the God
To speak; the air a staircase
For silence; the sun’s light
Ringing me, as though I acted
A great rôle. And the audiences
Still; all that close throng
Of spirits waiting, as I,
For the message.
Prompt me, God;
But not yet. When I speak,
Though it be you who speak
Through me, something is lost.
The meaning is in the waiting.
Me encanta qué bonito haberlo empezado así!