134. Nuestra Señora de los Buenos Libros (Carlos Pujol)
También: Nuestra Señora de la Lectura Lenta
Día de lluvia, de esos que suscitan un “¡qué manera de llover!”
Tenía planeada una pequeña peregrinación a la Virgen con I., que se va mañana a Japón, pero entre un percance matutino, el agobio del viaje y la lluvia, me canceló a último minuto. Pero es mayo y fiesta de la Virgen de Fátima, así que me sabía mal cancelarle también a la Virgen. Con botas de lluvia, chubasquero y un paraguas inmenso que había que sujetar con las dos manos, me fui con V., que se había quedado en casa ese día, hasta la iglesia de St. Ann’s. Fue ya un pequeño milagro el que estuviera abierta, aunque nos echaran poco antes de terminar el rosario. O mores, parecía decir el señor de las llaves, “There was a time when we would close at 8 pm!”.
Me encanta que las representaciones de santa Ana suelan ser con la Virgen niña y un libro, enseñándole a leer, cultivando las semillas de esa otra tradición en la que se representa a la Virgen con un libro, una advocación que Gregorio Luri ha propuesto como “Nuestra Señora de la Lectura Lenta” y a la que le cogido mucha devoción. Como Luri también propone, va de la mano de esa otra advocación, más tradicional, de “Nuestra Señora de los Buenos Libros” (léase aquí este Romance anónimo del siglo XVII). Fuera de St. Ann’s hay una estatua de este tipo, con santa Ana y la Virgen leyendo un libro, que me recuerda un cuadro que tenemos en casa, pintado por Papá Goyo, el abuelo de mi madre.
NUESTRA SEÑORA DE LOS BUENOS LIBROS
Carlos Pujol
Nuestra Señora de los Buenos Libros
puede verse en León, las manos juntas
pidiendo sin cesar
por los que leen y escriben;
con la cara de niña
(¿quién va a tenerte miedo?,
se te harían más bien fiestas y mimos)
la corona de reina
y ángeles a sus pies como escabel.
El papel se redime
de las oscuridades de su historia,
escribir y leer, quieres decirnos,
pueden ser oraciones.