Suelo pensar en este ensayo de Brian Doyle cuando voy a correos. Es una gozada cuando uno se encuentra con Dios en correos. Me ha pasado muchas veces. Pero lo cierto es que a veces sucede más bien lo contrario y uno se topa también con lo contrario a la paciencia y la misericordia. He salido de mal humor a encontrarme con C. y J., que han tenido que toparse con mi impaciencia y la han recibido con gran misericordia. Hemos ido al santuario de Elizabeth Ann Seton y hemos rezado un rosario bajo la lluvia en el Grotto de Nuestra Señora de Lourdes en el campus de Mount Saint Mary. Es una especie de bosque por el que hay todo tipo de imágenes piadosas. Eventualmente nos hemos refugiado en una pequeña capilla. Era un mal día para hacer semejante road trip: un poco lejos, lluvia torrencial, muchos pendientes… pero una peregrinación en estos momentos, con buena gente, era el sitio preciso donde tenía que estar. ¿A dónde ir, si no, en los agobios?
(N.B: El post tendría que aparecer como del 24 de mayo, no del 23)
SONETO A LA VIRGEN
Enrique Barrero
Dios te salve, María, gracia plena,
Reina del manto azul y de la plata.
Nardo que en su belleza me arrebata
y el cendal de la brisa desordena.
Blancura de jazmín y luna llena
que en sí cualquier negrura desbarata.
Vientre de perfección donde se acata
de Dios la voluntad, Rosa serena.
Madre de los silencios de mi vida.
Merced del corazón, Nácar del llanto
Clarísimo cristal, Joya encendida.
Esmeralda discreta con un manto.
Firmeza entre varales sostenida.
Sublime perfección del Jueves Santo.
Hermoso.