Tengo claro cuál sería mi trabajo ideal: me gustaría ser un escudero. No me gusta estar al frente, liderar batallas, ser el centro de atención, el que habla en pódcasts y da conferencias. Pero sí me gusta estar en esos ambientes y con ese tipo de personas: “in the room where it happens”, pero en un segundo plano. Preferiría trabajar para alguien a quien admiro: ser quien ayuda y acompaña al que tiene todos esos talentos. No es una cuestión de humildad sino de personalidad y habilidades. Lo menciono ahora porque he leído un post magnífico de Hollis Robbins, “I Want a Squire, Not an AI Assistant” que capta perfectamente lo que tengo en mente cuando digo que quiero ser un escudero, que no es lo mismo que decir que quiero ser una asistente personal o una secretaria. Un escudero. Leedlo. Os hará sonreír, seguro.
He tenido una conversación fascinante con N. acerca de los Amigos de la Atención, los que están detrás de ese “lab” al que fui a Nueva York (el día que aún tengo pendiente por contar en el blog). De ahí he llegado a un ensayo fascinante y necesario, que me ha dado mucho qué pensar para mis próximas clases: “Will the Humanities Survive Artificial Intelligence?”
Esto también me ha recordado que no le había contestado a A. la pregunta que me hizo por mensaje de texto después de que le contara sobre el laboratorio de la atención: si la Misa era para mí una forma de entrenar la atención. Nunca lo había pensado en esos términos, pero la sola pregunta ha estado asomándose en mis Misas durante estas semanas.
He ido con mis padres a comer a un restaurante de carnes en un centro comercial, esas moles que cada vez ocupan más espacio en Medellín. Un plato que sería un lujo prohibitivo en Estados Unidos, pero perfectamente asequible en Colombia. Es siempre la comida que más me hace ilusión cuando vuelvo a estas tierras.
INSIDE
Linda Hogan
How something is made flesh
no one can say. The buffalo soup
becomes a woman
who sings every day to her horses
or summons another to her private body
saying come, touch, this is how
it begins, the path of a newly born
who, salvaged from other lives and worlds,
will grow to become a woman, a man,
with a heart that never rests,
and the gathered berries,
the wild grapes
enter the body,
human wine
which can love,
where nothing created is wasted;
the swallowed grain
takes you through the dreams
of another night,
the deer meat becomes hands
strong enough to work.
But I love most
the white-haired creature
eating green leaves;
the sun shines there
swallowed, showing in her face
taking in all the light,
and in the end
when the shadow from the ground
enters the body and remains,
in the end, you might say,
This is myself
still unknown, still a mystery.
Sobre estar en los ambientes y un tipo de personas, me ha recordado que Dean Martin decía que un cantante es uno que va con los músicos. No la peor definición.