Me encanta este poema, perfecto para estos días: Summer and sunset, the peace of the writing desk. Hoy, además, ha venido R. a hablarnos de su tema, autobiografías y nos hemos ido un rato a dar una vuelta por el pueblo. Hemos entrado brevemente a la Iglesia y hemos preguntado a una señora que estaba fregando el suelo qué era lo más bonito que podíamos ver en el pueblo y nos ha dicho que lo más bonito estaba allí mismo en el Sagrario, Jesús Sacramentado, que también lo podíamos ver ir a ver en una ermita un poco más abajo, pasando el puente romano. Me conmovió esa fe. “Bueno, si sois creyentes”, dijo. Y yo, por dentro: Adiuva incredulitatem meam!
Hemos terminado el día como todos los días, en conversación sobre algún proyecto. Nos hemos sentado fuera, con los poemas de N., que lograron crear una sensación de ingravidez, muy de luz de luna, alumbrando la oscuridad que terminó por enviarnos a la cama.
(Apunte para mí misma: Vuelvo al ritmo de las publicaciones matutinas)
MEASURE
Robert Hass
Recurrences.
Coppery light hesitates
again in the small-leaved
Japanese plum. Summer
and sunset, the peace
of the writing desk
and the habitual peace
of writing, these things
form an order I only
belong to in the idleness
of attention. Last light
rims the blue mountain
and I almost glimpse
what I was born to,
not so much in the sunlight
or the plum tree
as in the pulse
that forms these lines.