Para el visado de trabajo piden “una copia del contrato de trabajo sellado por la Oficina de Extranjeros.” En la Universidad me dijeron que no hacía falta, que bastaba con el otro documento de extranjería. He insistido, “¿seguro? Aquí dice que…” Lo miraron nuevamente y me lo aseguraron. Pero como sé cómo son estas cosas, he ido a la Oficina de Extranjeros a ver si me lo podían firmar, just in case. Estaba bastante vacía pero no están muy dispuestos a escuchar. Dicen que allí no sellan nada. Intento hacer alguna pregunta, pero es como dar con una pared: me dan un papelito con un número de teléfono y un link donde puedo hacer mi consulta. “¿Y responden?” Me dicen, más o menos, que sería un milagro si lo hicieran. Se encogen de hombros. Hay seres de carne y hueso en una oficina vacía, a los que les bastaría mirar algo en el sistema y estampar un papel, pero me mandan a que intente hablar con La Imposible Máquina. Llamo y aguanto durante casi media hora la musiquilla hasta que La Máquina cuelga. Alguien me dice que lo de Extranjería es una auténtica mafia. Ahora sólo queda confiar a la Providencia divina.
Me escribió B. contándome que había una tertulia poética en la Fundación Tatiana con Marcos Nogales, que ha ganado un accésit del Adonáis con un poemario fantástico, Salto de fe, en el que las referencias cristianas se entretejen con naturalidad y sencillez en la vida misma, la cotidianidad que es materia de la poesía. Me alegró mucho cuando leí la noticia del fallo y me hacía ilusión escucharle y estar nuevamente en el ambientazo que han logrado crear los de “La Madrileña”. Un encuentro de lo mejor que hay en la vida: amistad, buen humor, poesía y cervezas.
LO DE CANÁ Marcos Nogales Es en esta cena, un lunes frío al ralentí por la agenda laboral, donde se hace efectivo el amor, que no vale cuánto sino cómo: una conversación trivial, el alimento justo, sin alarde, cuando la compañía -y no el vino- llena la sala de suspiros. Observad a los novios, me digo, mirad que no requieren de tinajas nuevas. No es necesario transformar el agua: será este amor quien nos embriague.
Qué pena no poder acercarme ayer a La Madrileña. Nos veremos en otra entonces!