Hemos ido a un tablao en la cueva flamenca “La Comino”. Ha superado con creces todas las expectativas. El cuadro flamenco de cinco personas: bailaor y bailaora, cantaor y cantaora, guitarrista. El espacio era tan pequeño que podíamos ver cada gesto transfigurado, el sudor salpicaba un poco y la subida del zapateo las sentíamos en vibraciones antes que en sonidos. Impresionaba verles de cerca, con esa concentración y seriedad que nos envolvía y se nos iba metiendo dentro.
Luego, en el hostal, hemos continuado la música un rato, con A. en la guitarra. Ya casi a medianoche me fui con P. a rezar el rosario por las callejuelas hasta el mirador de san Miguel, desde donde se ve la Alhambra iluminada. Todo estaba en silencio… pero se oía a lo lejos un cantaor, que parecía el alma misma de la ciudad, que no podía contenerse. Lo jaleamos un poco. Olé.
INTOLERABLE ICONOCLASTA
Francisca Aguirre
Intolerable iconoclasta,
música delincuente que todo lo trastocas,
dictadora feroz de tu nación.
Vienes sin consultar con los destartalados corazones
y cuando presentíamos el llanto y la desdicha,
la olorosa nostalgia deformada,
tú restituyes a este viejo mundo
a su leyenda de amor y el sonido del agua y de las hojas;
su más hermoso e intransferible son.
Soportamos entonces la belleza
dentro de nuestros corazones asombrados
y sollozamos con un llanto dulce
que ya nunca osaremos descifrar.