22. Tal vez (Eugenio Montejo)
El otro día mencionaba los agujeros de gusano por los terminas en esquinas del universo sin saber muy bien cómo has llegado hasta allí. Esto es, las distracciones de toda la vida, la curiosidad entendida como lo opuesto a la estudiosidad—una falta de virtud. He pensado que podría llevar un diario sólo de distracciones, de las cosas que he hecho cuando tendría que hacer otra cosa, y que terminan siendo la vida misma.
Hoy, por ejemplo, en una avalancha de distracción, he descubierto a Bill Fahey. En concreto, esta canción, “There is a Valley”, que no está nada mal: Every city bar brawl, every fist fight, every bullet from a gun it’s written upon the palms life, the Holy One…
Hace unos días, en la oficina de un profesor, me llamó la atención el adagio latino que tiene colgado: “Age quod agis”, esto es, “haz lo que estás haciendo,” “céntrate en lo que tienes entre manos,” “haz lo que debes y está en lo que haces”. Es, ay, una de las claves de la santidad.
Sigue la nieve y no me acostumbro. ¿Cómo es que sea agua, cristales de hielo, esta sustancia blanca?
Leo el poema de Montejo, poeta venezolano, y qué bien lo entiendo. Es un gran don vivir al ritmo cíclico de las estaciones.
TAL VEZ
Eugenio Montejo
Tal vez sea todo culpa de la nieve
que prefiere otras tierras más polares,
lejos de estos trópicos.
Culpa de la nieve, de su falta,
—la falta que nos hace
cuando oculta sus copos y no cae,
cuando pospone, sin abrirlas, nuestras cartas.
Tal vez sea culpa de su olvido,
de nunca verla en estas calles
ni en los ojos, los gestos, las palabras.
Tantas cosas dependen noche y día
de su silencio táctil.
Nuestro viejo ateísmo caluroso
y su divagación impráctica
quizá provengan de su ausencia,
de que no caiga y sin embargo se acumule
en apiladas capas de vacío
hasta borrarnos de pronto los caminos.
Sí, tal vez la nieve,
tal vez la nieve al fin tenga la culpa...
Ella y los paisajes que no la han conocido,
ella y los abrigos que nunca descolgamos,
ella y los poemas que aguardan su página blanca.