Ya en la otra Antología contaba cuánto me gusta Mary Oliver y algo mencionaba sobre aquellos que quieren convertirla en una especie de “insta-poet” avant la lettre, cuando es una poeta magnífica.
Y aunque no comparto las críticas, las comprendo, porque también yo he tenido mis dudas, sobre todo con el poema más viral de Mary Oliver, “Wild Geese”. Creo que la misma poeta tenía sensaciones encontradas respecto a la viralidad del poema, pues en una lectura poética reconoció—con buen humor y no sin cierto agotamiento—que si no lo leía seguro la expulsarían de la ciudad.
Los primeros versos tienen un punto de exasperantes y uno empieza a leerlos con recelo, con la guardia en alto y el suspiro de quien cree saber por dónde va la cosa:
You do not have to be good. You do not have to walk on your knees for a hundred miles through the desert repenting. You only have to let the soft animal of your body love what it loves.
Pero a mitad del poema, cuando aparece el vuelo de los gansos e irrumpe el mundo que se ofrece a sí mismo a la imaginación, es difícil no encontrarse asintiendo, admirando los gansos, con la guardia baja, sin teorías apologéticas y con agradecimiento por ese espacio acogedor que ha abierto el poema.
You do not have to be good. A pesar de todo, tiene razón. Quizá se preste para malentendidos, pero hay allí un verdad muy honda. Hace unos días leía algo sobre la lucha ascética que decía que “los simples deseos de perfección personal no mueven, no basta una lucha centrada en querer ser mejores”. You do not have to be good. No sólo no bastan, decía el texto, sino que no son el sentido de la lucha espiritual, que tendría que ser el amor a Dios. No es que las dos cosas no tengan nada que ver, pero somos como somos y hasta del deseo de ser buenos se pueden hacer ídolos. You do not have to be good. Santos sí; buenos, sin más, no.
Lo que he intentado decir torpemente lo expresa mucho mejor el poema de Tessa Carman.
He escrito esto antes de irme al retiro, así que me ha servido para traerme la frase de Abba Joseph, transformada en jaculatoria: “Si quieres, puedes convertirme en llama.”
Hoy es ya el último día. Que así sea.

IN MEMORY OF MARY OLIVER
Tessa Carman
Abba Lot went to see Abba Joseph and said to him, ‘Abba, as far as I can I say my little office, I fast a little, I pray and meditate, I live in peace, and, as far as I can, I purify my thoughts. What else can I do?’ Then the old man stood up and stretched his hands towards heaven. His fingers became like ten lamps of fire and he said to him, ‘If you will, you can become all flame.’
You do not have to be good, only dog-tired from loving, knees sore from praising, throat dry from crying mercy, your eyes weak from attending. You must love the world, as it is. You must love your body, or you will transgress its holiness, given you at great cost. You must give all that you possess. Possess nothing. Give everything. You do not have to be good, only flame.