Quizá sea un poco de Grinch celebrar “el día de los enamorados” con un poema de desamor, pero recordar los desamores es también celebrar las historias de amor.
El poema es de Meira Delmar (1922 - 2009), una de mis poetas colombianas preferidas. Empezó a publicar poesía a los 15 años y, por pura vergüenza de que la reconocieran sus padres y amigos, se buscó el pseudónimo más poético posible, que uniera su ascendencia libanesa y su amor por el Caribe colombiano: Meira Delmar. Y así es como ha pasado a nuestra historia.
(Lo cuento, en parte, por si inspira a mi amiga María Pérez, que dice tener un nombre demasiado cutre para sus aspiraciones literarias…).
CANCIÓN TRISTE
Meira Delmar
Una tarde, una tarde, ya no estaremos juntos
bajo el cielo de mayo, sonoro de campanas.
De pronto, y para siempre, nos quedaremos solos,
terriblemente solos y heridos de nostalgia.
Tal vez la lluvia sueñe por el jardín callado
tañendo los cordajes de su arpa repetida.
Diremos cosas vagas, estremecidamente,
huyéndonos los ojos, el alma, la sonrisa.
Una tarde, una tarde, tu corazón y el mío
sentirán que se rompe lo que ahora los ata.
Como cuando se deja la orilla azul de un puerto
nos quedarán adioses temblando en la mirada.
Y un día, sin quererlo, pronunciarás mi nombre
con la melancolía del que en la noche canta…
En medio del crepúsculo cruzado de palomas,
yo, repentinamente, me llenaré de lágrimas.