47. Divorcios (Carmen Aranguren)
J. y M., los padres de G., nos han invitado a cenar a un restaurante mexicano en Georgetown. Han venido a DC a dar una conferencia sobre la familia. Tienen 9 hijos, ya todos fuera de casa, y son, sencillamente, unas personas extraordinarias, así que fue un gustazo disfrutar de su compañía durante la cena. Hoy, además, estaban particularmente contentos porque les ha nacido una nueva nieta, Rosalía (el nombre tiene su emocionante historia).
A una de sus hijas le dio por la locura de empezar un nuevo colegio en Orange County, California (“el estado con más regulaciones”), y cuando ya llegó la hora de abrir las puertas, con unos 30 estudiantes, y en vistas de que aún no había nadie dispuesto a sumarse a la locura de capitanear ese novísimo barco, M. ha dado un paso el frente y ahora está totalmente metido en el proyecto como director, con grandes ilusiones. M. no quería acaparar la conversación así que nos pidió a cada uno que contáramos algo que nos estuviera haciendo especial ilusión en el momento. Fue emocionante escuchar a J. hablar del nuevo colegio y el orgullo con el que miraba a su esposo. En una anécdota un poco más personal, se le salían las lágrimas, como quien no da crédito por su suerte. ¡Qué bonito es el amor conyugal! Qué ganas de la antología poética que nos ha prometido E. G.-M. sobre el tema, El vino bueno.
DIVORCIOS
Carmen Aranguren
Las otras parejas se separan
y yo te quiero cada vez más.
Hace más de veinte años
que te amo y no me parece
suficiente
y, a menudo, me dices
que tienes la sensación de llevar conmigo
poco tiempo,
como si fuera nueva en tu vida,
como si hubiera llegado al final,
tardíamente.
Y algunas veces, todavía, me cuentas cosas
que no sabía de ti
y yo te sorprendo con palabras antiguas
o con algún refrán irreemplazable.
Qué suerte, me digo,
no tenemos dinero, no viajamos,
no tenemos casa y el coche está lleno de golpes,
pero aún te amo,
mientras el resto de las parejas
se separa.