6. Malcrianza (Daniel Cotta)
Que los Reyes sean quienes traigan los regalos navideños tiene todo el sentido del mundo. Más que Santa Claus, por supuesto, pero también más que nuestro muy latino Niño Jesús. Que sí, que todos los regalos nos vienen de Él, ¿pero cómo se lo imagina un niño? Se vuelve todo muy espiritual, simbólico, pero un poco—paradójicamente—desencarnado. Lo de los Reyes, en cambio, lo tiene todo, porque captura perfectamente nuestra imaginación: el mensaje cristiano, la fiesta civil para recibir a Sus Majestades, la magnanimidad de los Reyes, los pajes que ayudan con los regalos, los camellos, la pompa y circunstancia, la Navidad más larga... España se lleva la tres coronas con esta fiesta que ha sabido hacer tan suya.
Yo ya he recibido mis regalos navideños, así que esta mañana no me esperan paquetes bajo árbol. Pero escribo esto a altas horas de la Noche de Reyes, mientras Sus Majestades van terminando su paso por las casas españolas, y cuando ya esté en el tercer sueño empezará a nevar… y el regalo lo recibiré en la mañana al abrir las ventanas. Será blanca mañana de Reyes. Los regalos de siempre, como nunca.
MALCRIANZA
Daniel Cotta
Me pasa como al niño cumpleañero
a quien lo colman tanto de regalos
que ya no sabe qué decir ni hacer.
Ese eres Tú, Señor, agasajándome:
para mí todo te parece poco.
Ya eran excesivas las estrellas,
pero Tú no, Tú a regalar la luna,
el sol, el agua, el árbol;
y venga a darme más: el bien, la vida,
mi familia, mis ojos. Y yo abriendo,
abriendo y arrumbando en un rincón.
¡Que yo no sé jugar a tantas cosas!
No voy a hacerles caso ni a cuidarlas.
¿No ves que soy un niño?