Mientras trabajaba en el Information Desk de la Biblioteca, he escuchado la conversación entusiasta que mantenía el chico del Welcome Desk con una familia que estaba visitando la universidad por primera vez. No sé bien cómo empezó la conversación, pero cuando ya era imposible ignorarla, el chico les estaba dando todo tipo de consejos sobre cómo navegar las aplicaciones universitarias, qué tipo de cuestiones había que tocar en los ensayos, cómo distinguirse entre el montón, cómo usar LinkedIn durante el proceso, cómo se podían ahorrar las tarifas de las aplicaciones, etc. Aunque nos suelen decir que mantengamos las conversaciones al mínimo, este chico estuvo unos 15 o 20 minutos con todo tipo de consejos prácticos, como el mejor de los college counselors, con una atención casi minuciosa. La familia se fue contentísima y agradecida. Luego le pregunté qué iba a hacer cuando se graduara —estudia lenguas clásicas— y me dijo que no tenía ni idea. Le dije que pensara en esa conversación en la que se había transformado en llama viva.
He perdido mi cuenta de Twitter. La cerré el año pasado con el ánimo de centrarme en la tesis. Mes a mes la reactivaba para no perderla del todo, pero esta vez —sería la emoción de los últimos días— se me pasó y al parecer no hay forma de recuperarla.
Me da mucha pena porque en Twitter he encontrado una comunidad estupenda, he hecho buenas amistades, ha sido ocasión de múltiples encuentros en persona, fuente de contactos profesionales y de lecturas interesantísimas. Ha sido, además, una especie de diario, pequeño cajón de tesoros que he guardado durante casi 15 años. Es cierto que también ha sido una fuente de distracción, a veces ensordecedora, que he tratando de apaciguar con estos cierres ocasionales. Y aún así, las ventajas siempre me han parecido superiores a las desventajas.
Si bien podría volver a abrir la cuenta y empezar de nuevo, el prospecto me resulta un poco descorazonador. Ahora que estamos en momentos de cambio, quizá sea momento de quemar ciertos barcos… ¿Pero éste, precisamente? A falta de visitas al bar o a una osteria…
A KNACK FOR LOSING THINGS Paul Dickey The art of losing isn’t hard to master. —Elizabeth Bishop, “One Art” What has been lost along my careless way will not come back to me another day, and let’s be frank, it often will not do to keep a useful thing its use past due. Whether a love, or say, a fountain pen, some things I have today, I won’t again. Please, if I lose a button, don’t advise because if I were then to realize, I’d stop and stay behind too long to look for what I should not find. The time it took I could have used to buy a newer shirt, not stoop to pick up what is claimed by dirt. Every day a few things loved are lost. To get them back comes at a greater cost.
No nos haga esto, mujer. Recapacite. Algunos ya nos hemos acostumbrado a la emoción de mirar si funciona o no la cuenta, y a llevarnos un alegrón cuando es que sí.
Y, en cualquier caso, gracias por todo, y confiamos en seguir leyéndola aquí.
Claudio
Pero seguro que no se puede recuperar esa cuenta?? Yo creo que no puedes hacerte ni hacernos esto