He acompañado a Dr. I. a devolver a Ikea un montón de cosas que finalmente no había usado en la remodelación de su cocina. Me pareció ver en la persona que nos atendía una pequeña frustración al darse cuenta de lo que le esperaba, así que intentamos facilitar lo que pudiéramos, moviendo las cajas y las tablas para que fuera más fácil escanear los códigos de barras, etc. Estuvimos allí un buen rato y terminamos con la dependienta agradeciéndonos la paciencia y nosotros agradeciéndole la suya.
Almorzamos las justamente famosas albóndigas de Ikea.
Estuvimos revisando una sección de la tesis en su casa mientras unos trabajadores arreglaban un par detalles que no les habían quedado bien. Cosas pequeñas, últimas piedras que coronan la obra, que parecen no tener mayor importancia pero que al final desdicen del resto. Al final, qué diferencia. Dijeron que lo hubieran querido hacer así desde el principio, pero como las indicaciones que alguien les había dejado eran la versión cutre, eso habían hecho. Yo pensaba en la tesis, en cuáles serían esos acabados apresurados.
AMA TU RITMO
Rubén Darío
Ama tu ritmo y ritma tus acciones
bajo su ley, así como tus versos;
eres un universo de universos
y tu alma una fuente de canciones.
La celeste unidad que presupones
hará brotar en ti mundos diversos,
y al resonar tus números dispersos
pitagoriza en tus constelaciones.
Escucha la retórica divina
del pájaro del aire y la nocturna
irradiación geométrica adivina;
mata la indiferencia taciturna
y engarza perla y perla cristalina
en donde la verdad vuelca su urna.