“¡Detente, instante, eres tan bello!”
He estado mirando el calendario, contando días, pensando si ir a Colombia y cuándo, si me dará tiempo de ir a New York, de todo lo que no he hecho, lo que me gustaría hacer, lo que debería hacer, lo que podría haber hecho… Lo miro todo y pienso, no estamos hechos para las despedidas. Quizá cada despedida tiene algo de práctica para la muerte, pero —pace Heidegger— no somos para la muerte. No creo que vea nunca esa película titulada Everything Everywhere All at Once, pero me gusta el título. Añadiría el “todos”: everything-everywhere-everyone-all-at-once: sin FOMO (“fear of missing out”) ni FOBO (“fear of better options”) y sin agobios; la suma plenitud. Esperanza, confianza y gratitud: las actitudes para cultivar estos días. Que no dejen que entre la nostalgia.
LUZ DE TARDE
José Hierro
Me da pena pensar que algún día querré ver de nuevo este espacio,
tornar a este instante.
Me da pena soñarme rompiendo mis alas
contra muros que se alzan e impiden que pueda volver a encontrarme.
Estas ramas en flor que palpitan y rompen alegres
la apariencia tranquila del aire,
esas olas que mojan mis pies de crujiente hermosura,
el muchacho que guarda en su frente la luz de la tarde,
ese blanco pañuelo caído tal vez de unas manos,
cuando ya no esperaban que un beso de amor las rozase…
Me da pena mirar estas cosas, querer estas cosas,
guardar estas cosas. Me da pena soñarme volviendo a buscarlas, volviendo a buscarme,
poblando otra tarde como esta de ramas que guarde en mi alma,
aprendiendo en mí mismo que un sueño no puede volver otra vez a soñarse.